domingo, 19 de julio de 2009

Reubicándose


Una de las experiencias más frustrantes para un ser humano es caminar sin rumbo. Aunque los poetas nos puedan presentar una imagen colorida de un hombre libre que camina por la vida, sin esperar nada, sin buscar nada, viviendo de lo que le ocurre a cada día, este no es lo que cualquier persona sinceramente desea. Todos, al fin y al cabo queremos tener la sensación de que hemos logrado algo en la vida, de que nuestra vida no fue inútil.

Jesús orienta sus discípulos a como comprender el cristianismo y la misión por medio de una exhortación bastante oportuna e inusual. Pasando por Samaria, Jesús espera junto al pozo mientras los discípulos iban a la ciudad buscar comida. Cuando ellos regresaron, insistieron con Jesús para que este comiera, pero ahí Jesús expone las falencias de sus discípulos y les enseña tres principios básicos para una espiritualidad relevante:

1 – Foco: mientras los discípulos se preocupaban con la comida, Jesús estaba preocupado con la salvación de vidas. En el tiempo en que ellos estaban en la ciudad buscando comida, Jesús evangelizaba una mujer que había ido buscar agua. Por medio de ella toda la ciudad fue impactada y pidieron que Jesús quedase un poco más con ellos, lo que hizo con gusto. Los discípulos habían visitado a la ciudad, y esta aunque hay recibido la visita de 12 hombres llamados por Jesús para ser sus seguidores, recibió la palabra por medio de una mujer simples, con histórico moral cuestionable y que recién había encontrado un hombre en el pozo. Por no tener el foco correcto los discípulos entraron en la ciudad sin vida y Jesús, sin entrar en la ciudad ya la había conquistado. ¿Qué es lo que realmente nos preocupa: cosas o personas?

2 – Urgencia: Jesús orientó sus discípulos por medio de una comparación agrícola: siempre se dice que hay un tiempo cierto para la cosecha, lo que significa que todavía quedan cuatro meses, pero yo les digo: para esta cosecha el tiempo ya está – los campos están blancos, esperando que ustedes salgan a cosechar. La enseñanza de Jesús fue clara: no tienen que esperar hasta que estén listos, ustedes tienen que comprender que la tarea es urgente, el tiempo es este: salgan a la cosecha. ¿Y nosotros? ¿Qué estamos esperando?

3 – Estrategia: Jesús enseña que en el Reino de Dios la labor es colectiva: uno planta, otro riega, otro cosecha. Muchas veces estamos cosechando lo que no hemos plantado, o plantando lo que no cosecharemos, pero tenemos que estar siempre dispuestos a trabajar, porque somos parte de una gran obra de Dios en el mundo. En el Reino de Dios, nadie trabaja solo, los incrédulos son alcanzados por medio de un proceso de la cual somos invitados a ser parte, pero no podemos pensar que somos nosotros los responsables de todo. Jesús claramente dice: “Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores” (Juan 4.38).

Como cristianos y como iglesia tenemos una misión: personas. Tenemos un tiempo ideal: ahora. Tenemos una estrategia eficaz: todos juntos. Así nos manda Jesús. Así de simples.

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